Mi nombre es Carmen Vargas M. y quiero compartir mi testimonio de fe con ustedes.
A los 47 años (7 años atrás) fui diagnosticada con cáncer de cérvix con metástasis a ganglios, hice el tratamiento completo, cirugía, quimioterapia, radioterapia y braquiterapia y aparentemente quedé sana.
Esta primera etapa me acerqué bastante a Dios, empecé a perdonar todo y a todos. Pero el Señor que conoce nuestro corazón posiblemente notó que aun faltaba, un año y medio después el cáncer pasó a mi columna, a una vertebra y luego a otra vértebra; volví a hacer otro esquema de quimioterapia, aún así no sané, el cáncer continuó en mi organismo y mi oportunidad de vivir cada vez mas lejana.
Clamé misericordia a nuestro amado Jesús, ya que por el Hijo llegas al Padre, oré hasta escuchar la voz de Dios, la Santa Misa diaria, el Santo Rosario y dejando todo, todo en manos de nuestro Señor y que sea su voluntad.
El Señor escuchó mis oraciones, mis súplicas. Un par de días antes de iniciar un tercer esquema de quimioterapia con anticuerpos monoclonales, que era sumamente costoso, mi doctora oncóloga me suspendió los tratamientos y me dijo que solo me haría controles (gammagrafía, resonancia, tomografía), en ese momento supe que era el Señor que actuaba por medio de mi oncóloga.
Primero me suspendió por 3 meses, luego otros 3 meses y luego por 6 meses más, hasta que el 8 de noviembre de 2018 me dijo que estaba sana y no necesitaba más tratamientos. En todo ese tiempo continué alimentando mi fe y siempre agradecida por cada día de vida. El año pasado me hicieron control mediante el PET-CT y no hay células cancerígenas en mi organismo.
Gracias a nuestro Señor estoy sana, me sanó su palabra. El Señor vive y escucha nuestras oraciones. Actualmente soy voluntaria y apoyo a pacientes con cáncer del Hospital Viedma y de la maternidad.
Si el Señor hizo un gran milagro en mi, también lo puede hacer en cualquier persona, solo debemos limpiar nuestro corazón, porque nada es imposible para el Señor.
Por: Carmen Vargas M.
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